La Foca Monje de Mauritania

A través de kilómetros y kilómetros de arena nos adentramos en el Sahara, en Mauritania. Nos dirigimos a la reserva de las focas monje, un área militar y además de especial protección. Aquí se encuentra uno de los últimos reductos de la foca monje del mundo, uno de los diez mamíferos en mayor peligro de extinción.

Gracias al programa de conservación de CBD-Hábitat, con el apoyo de la Fundación Parques Reunidos, la población ha logrado recuperar el tamaño previo a la drástica merma

Pablo Fernández, de la Fundación CBD-Hábitat cuenta que las focas “son una especie que ha sobrevivido en un hábitat refugio, que son cuevas. Eso les ha permitido sobrevivir, pero les ha traído otros problemas nuevos, como una mortalidad de crías muy alta. Es una especie en peligro crítico de extinción, de la que quedan menos de 600 animales en el mundo y aquí, donde estamos, se concentra más de la mitad de la población mundial. Aquí está la mayor colonia que sobrevive todavía en todo el planeta de esta especie.”

Las focas acaban de tener crías, un momento de especial vulnerabilidad. Por eso, el seguimiento es continuo a través de cámaras instaladas en las cuevas, así como acercándose al animal. El sistema de cámaras permite detectar las crías que están abandonadas, focas adultas con problemas, así como realizar el seguimiento de partos en directo y realizar la identificación de cada animal.

Para salvarlas, el equipo de CBD-Hábitat no duda en bajar a las cuevas por riscos escarpados. Mientras otro miembro del equipo se descuelga por la pared de roca de unos 15 metros, Hamdi M’Bareck apunta que este “otro tipo de seguimiento que se hace colgado por los acantilados” es otra forma de “asegurar que los animales que se encuentran en la cueva están en buen estado.”

La reserva de las focas se extiende a lo largo de 6 kilómetros de reserva completamente protegida donde ser prohíbe la pesca. La recorremos en busca de animales enfermos, abandonados, o sus cadáveres. Junto a Eva Martínez, veterinaria de la Fundación Parques Reunidos, examinamos un esqueleto de foca monje: “Aquí vemos un esqueleto de un cadáver de foca. En este caso se ha visto muchos meses más tarde. Por el tamaño parece un adulto. Nos da pocos datos a no ser que los veamos con detalle, comparado con el cadáver fresco”.

La actividad humana, que ha obligado a las focas a buscar refugio en estas cuevas, las redes de pescadores, e incluso las tormentas que estampan a las crías contra las rocas son algunas de las amenazas a las que se enfrenta esta especie. CBD-Hábitat lleva 20 años luchando para que las focas monje salgan de la lista de los mamíferos más amenazados. Es el proyecto de cooperación española más antiguo en Mauritania.